“Muchas veces comprobaremos que nos perjudicamos a nosotros mismos persiguiendo denodada y estúpidamente nuestro propio interés. Por eso el mejor combate contra la estupidez colectiva es aprender una racionalidad más cooperativa” Daniel Innerarity
Leyendo muchos artículos sobre la crisis de la Unión Europea y también muchas declaraciones de los dirigentes de mi país y de la región cuando la situación económica se complica, como por ejemplo: la crisis recurrente del dólar, la falta de combustible, la crisis del campo, el aumento de los precios, entre otros; encuentro que se pide a los mercados comportamientos propios de las personas: "los mercados no comprenden", "los mercados se equivocan", "los mercados buscan destruir al país". Los mercados son muchas decisiones, muchas de los poderosos con influencia y muchas decisiones personales sin poder para incidir en el juego.
En muchos casos estas decisiones son similares a lo que en Argentina se conoce como el efecto "puerta 12”. Son comportamientos individuales contrarios a los propios intereses de aquellos que toman las decisiones y que apoyan y legitiman las decisiones de los “poderosos” que ganan con la decisión. La crisis argentina del 2001 es un caso de esta situación. La decisión de devaluar la moneda afectó el patrimonio de los argentinos para salvar los flujos financieros. Se devaluó afectando el valor de los activos de las personas muy superiores al valor de los flujos. Para intentar ponerlo más claro: las personas incidieron con su comportamiento en la pérdida de valor de sus propiedades para hacer valer sus ahorros líquidos. Defendieron sus pocos dólares en el bolsillo para ver perder el valor de sus propiedades. Como terminó la historia, es por todos conocidos: miseria y exclusión de la cual todavía no nos recuperamos y una transferencia inédita de riqueza a los sectores prebendarios (RAE: Oficio o empleo en el que se gana mucho dinero y se trabaja poco) de nuestra economía.