por Luis Guillermo Babino
(escrito, enero 2010)
(escrito, enero 2010)
Hace poco tiempo tuve la oportunidad de publicar un artículo sobre algunas de las condiciones necesarias para que nuestro país retome una senda de crecimiento. El artículo decía en su final: “Sostengo que para que la Argentina retome una senda de crecimiento deben cumplirse algunas condiciones: 1) Que los principales dirigentes sociales del mundo de la política, de los negocios, de la academia y de los sindicatos, acuerden mínimas reglas que definan un espacio de posibilidades del juego social creativo e innovador. 2) Que esta visión compartida esté alineada a las principales tendencias mundiales a los efectos de posibilitar la inserción de nuestro país en el sistema global. 3) Que estos acuerdos y visiones compartidas vayan acompañados de una profunda redefinición del rol del Estado. 4) Y por último, que el sistema educativo en todas sus dimensiones y facetas permita la generación de los conocimientos necesarios para sostener el proceso de crecimiento en el tiempo”.
En esta ocasión quiero abordar y ampliar la primera de las condiciones: Nuevo diseño de las reglas de funcionamiento de nuestra sociedad. Los organismos vivos tienen una característica: la homeostasis. Este es el principio por el cual los sistemas regulan su ambiente interno para mantenerlo estable y constante. Esto les permite mantenerse en equilibrio. Tomando este principio y trasladándolo al sistema social, podemos sostener que un sistema social de calidad se autoregula rechazando todo intento de entrada de cuerpos que intenten alterar su calidad. Por el contrario, si las reglas del sistema social promueven la baja calidad, las mismas tienden a expulsar o rechazar todo intento de mejora o de innovación, porque las mismas ponen en peligro la condición de estabilidad “mediocre” del sistema.